El feminismo en las aulas, ¿sirve de algo?

El cambio social en México en relación a la violencia contra las mujeres es, más que necesario, imperativo. Los datos duros inundan los medios, sin embargo, la cotidianeidad suele convertir a la violencia en solo números, cifras, cuando en realidad son historias, lágrimas, injusticias y violencia.

Los movimientos feministas son cada vez más recurrentes y más fuertes, pero el impacto en las calles y en las estadísticas, no llega, inclusive, los últimos informes han demostrado lo contrario:  cifras históricas de violencia contra las mujeres. Ante esto, la verdadera pregunta no es si el feminismo en las aulas sirve, sino por qué aún no hemos implementado una educación feminista y con perspectiva de género en todos nuestros niveles educativos.

Feminismo en las aulas, la llave para un cambio social

En ocasiones resulta completamente innecesario mencionar las cifras de la situación de las mujeres en el país porque la realidad contra ellas es palpable, sin embargo, podemos destacar que, a nivel superior, el porcentaje de mujeres es menor; el acoso es recurrente en las aulas; incluso, los libros de texto y su narrativa de la historia, son un ejemplo de que en la escuela no solo no se enseña desde el feminismo, sino que en ellos se refuerza la educación machista. Tristemente, estas enseñanzas no solo se aprenden en la escuela, sino en la socialización diaria, son recibidas desde casi todos los frentes como las amistades, el núcleo familiar, el cine y la sociedad, y forman parte de las razones por las que cada día se registran 10 feminicidios.

La educación es una herramienta muy poderosa para el cambio social, el problema es que no encontramos relación entre el aula y la vida cotidiana. El discurso en torno a educación va enfocado a números, a la cantidad de mujeres que hoy acceden a diversos niveles educativos, pero dejamos de lado que la educación que ellas y ellos reciben se basa en un enfoque androcentrista que no reforma de fondo el sexismo en las aulas y la educación en general.

Ante esto, vale la pena citar a la socióloga, gestora pública y política catalana, Marina Subirats, quien señaló que “lograr la equidad de género no solo significa incorporar a más niñas, adolescentes y mujeres adultas en los distintos niveles educativos, sino erradicar todas las formas de manifestación del sexismo en los procesos educativos”. Así, si bien es un gran avance el acceso a la educación para las mujeres, el cambio será complicado y lento si no se cambia la forma en la que se enseña.

El Gobierno Mexicano forma parte de los acuerdos para incorporar la perspectiva de género en la estadística educativa, pero son pocos los espacios en los que este enfoque es prioritario y, en la mayoría de los casos, la incorporación se realiza de forma independiente, como la Red de Maestras Feministas DGL.

Esta red nació en Guadalajara. Inició como un grupo de WhatsApp entre maestras que compartían la necesidad de incorporar el feminismo y la perspectiva de género en el aula. Comenzaron a cuestionarse por qué el rosa es de mujer y el azul de hombres, casi por ley, dentro de los libros de estudio; por qué gran parte de la bibliografía es de varones; por qué se replica la historia con narrativa machista en la que la mujer posee poca decisión sobre ella y su cuerpo; por qué, incluso de forma inconsciente, la plantilla docente replica discursos machistas y de género que, a la larga, impactarán en el desenvolvimiento del alumnado fuera del aula.

Todos y todas hemos escuchado la frase “quien no conoce su historia, está condenado a repetirla”. Y, más allá de saber su origen, es necesario entender su mensaje. Ya conocemos la repercusión que tiene la ausencia de una visión feminista y con perspectiva de género en los salones de clases de todos los niveles educativos, por esto, es importante entender que la educación con perspectiva de género es una herramienta, un aliado para frenar el discurso machista y androcentrista que, al final, es reproducido y justificado en el área laboral, personal, académica, familiar, etc.

María de los Ángeles González, en su exposición sobre La perspectiva de género den el sistema educativo de Jalisco, señaló que: "Hablar de género en educación se refiere a que niñas y niños, mujeres y varones sean capaces de comenzar a transformar patrones valorativos y de conducta que les permita efectivamente adquirir diferentes destrezas y habilidades desde el respeto a sus diferencias sexuales, como un principio pedagógico que enriquezca a las personas. Son estos supuestos, desde luego, el propósito de transversalizar la perspectiva de género como política pública."

Importancia del lenguaje en la educación con perspectiva de género

Hemos hablado de perspectiva de género y feminismo, pero la aplicación al aula dependerá de diversos factores; desde la plantilla docente, hasta los libros de texto y el desarrollo de planes de estudio. Sin embargo, existe un aliado importante (quizá indispensable) en el camino de la educación y el cambio social: el lenguaje.

El lenguaje es clave cuando se habla de perspectiva de género,  en la  guía del uso del lenguaje inclusivo, explica que “aprendemos a nombrar el mundo en función de los valores construidos en la sociedad, […] y dependiendo de cómo se use puede dignificar, denostar o invisibilizar, generando prejuicios, estigmas y estereotipos”. Por lo que resulta fundamental empezar a nombrar a niños y niñas y hacer del lenguaje una herramienta de resignificación que represente a todas y todos para generar una cultura más igualitaria.

Te mostramos un ejemplo de cómo el uso del lenguaje puede impactar en la percepción que se tiene del mundo y algunos ejemplos de cómo ser más incluyentes:

Ya antes, Simone de Beauvoir hizo referencia a este tema: "sé que la lengua corriente está llena de trampas. Pretende ser universal, pero lleva, de hecho, las marcas de los machos que la han elaborado. Refleja sus valores, sus pretensiones, sus prejuicios".

Así, si desde lo “más básico” que es el lenguaje y el significado de las palabras clave para comprender el feminismo, el machismo y la perspectiva de género, no logramos entender su impacto ¿cómo podemos hablar de feminismo en el aula?; ¿cómo podemos educar a un grupo de niños sin darnos cuenta que, al omitir a las niñas de la pregunta, ya estamos reproduciendo un discurso sin perspectiva de género?

La pregunta correcta no es si el feminismo en las aulas es útil o necesario, sino cómo podemos incorporarlo a las aulas de forma correcta e inmediata.